Con la llegada de marzo comienza la primavera climática. Los almendros comienzan a adornar sus ramas con flores, al igual que los melocotoneros y los puestos de frutas y verduras van cambiando su género.
En Hoy no cocino yo hemos publicado algunas recetas con legumbres, entre ellas las habas:
¿Desde cuando se consumen habas?
El estudio de yacimientos arqueológicos en Europa, ha descubierto que civilizaciones prehistóricas cultivaban habas, entre otras hortalizas. Probablemente las primeras poblaciones descubrieron el cultivo como consecuencia de la proliferación de las verduras entre los fértiles montones de desperdicios adjuntos a los poblados.
Se cree
que las habas tienen su origen en el Creciente Fértil de Oriente Próximo, donde
se han encontrado indicios de su cultivo en asentamientos de 3.000 a. C. No
obstante, la semilla que hoy día se comercializa, se habría desarrollado en las
regiones de la cuenca mediterránea hacia 500 d. C.
Legumbres de vaina
Las habas pertenecen al grupo de legumbres de vaina verde. Las
vainas protegen a las semillas, favoreciendo que éstas acumulen nutrientes y
azúcares, no convirtiéndolos en almidón y proteínas. Como consecuencia las
semillas más son sabrosas y nutritivas (58 % de hidratos de carbono) que sus
parientes de vaina seca. A su vez las vainas verdes carnosas, como las de las
habas, son un almacén temporal de nutrientes para las semillas, por
lo que su consumo también aporta sustento. Las vainas verdes de las habas son
una prolongación de la planta, producen su propia fotosíntesis, obteniendo azúcar,
que destina a las semillas incluso después de la recolección.
Efecto negativo de las habas
Las
habas pueden presentar en algunas personas susceptibles un tipo de anemia
llamada fabismo, que
destruye los glóbulos rojos de la sangre.
Estudios
médicos asocian el fabismo a personas con una deficiencia enzimática
hereditaria. Se suele dar en la edad infantil, singularmente en personas del
sur del Mediterráneo o de Oriente Próximo, o con descendencia de esas regiones.
El
fabismo se produce como consecuencia de dos sustancias (vicina y convicina)
presentes en las habas y sus flores. El metabolismo de estas sustancias produce
que se transformen en otros compuestos que dañan y eliminan a los glóbulos
rojos, llegando a causar anemia.
Por
otra parte, se ha demostrado que la misma deficiencia enzimática que produce la
asimilación de las sustancias presentes en las habas, inhibe la proliferación
del parásito de la malaria, por lo que es una ventaja en determinadas zonas
tropicales.
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